¿A qué saben los chocolates? a las amistades, a los amores, a las familias. También saben a la niñez disfrutada intensamente. Saben a tardes de recreo en los parques. Saben a las sensaciones de observar las luces bellas y multicolores de los arcoiris. Saben a besos chocolatados. En definitiva saben a placeres.
Yo pienso que la amistad es como el chocolate, puro placer de conocerte. Así como existen buenos chocolates, también hay buenos amigos. Así como hay chocolates regulares o quizás malos, así existen también amigos no tan amigos, sino simplemente conocidos, amigos pasajeros o no amigos en nuestras vidas. Siempre me han encantado los buenos chocolates y sucede siempre que uno prueba algún chocolate nuevo, quizás le gusta o no le gusta. Yo tuve un negocio de trufas de chocolate y sé elaborar chocolates artesanales y caseros. A veces se disfruta más preparar una receta, que un producto comprado. Pero, claro, la calidad de lo fabricado industrialmente también salta a la vista, muchas veces con sabores especiales y deliciosos y otras veces pueden tener empaques muy lindos y los chocolates no saben bien. Creo que me he convertido en buena catadora de chocolates.
Recordemos la importancia de los chocolates en nuestras vidas.
A excepción de que alguien sea diabético no podrá disfrutarlos plenamente a
menos de que coma chocolates especiales para diabéticos, igual saben ricos
también. Regalemos unos chocolates en cualquier ocasión, para que los otros
sientan los dulces sabores encantados, de los motivos inesperados de la amistad
y del amor. Preparemos una rica receta con el ingrediente más apetecido: el
chocolate. Tomemos una taza de chocolate caliente y embriaguémonos con ese
sabor mágico que nos calienta nuestra alma y nuestro corazón. ¡Salud!
Los textos anteriores fueron escritos por: Mónica Arcila Restrepo 2015
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