LA MUJER DE OTOÑO por: Mónica Arcila R.
de mi libro Huellas Poéticas.
de mi libro Huellas Poéticas.
Allí estaba esa mujer de otoño,
pálida con hojas a su alrededor. Hojas multicolores que cubrían su vestido. La
mujer tenía un vestido blanco de seda, vaporoso y amplio que cubría todo su
cuerpo. Ella tenía sus labios rojos como la cereza. Su piel contrastaba con las
hojas que olían a vino tinto, canela, ciruela y ron. Parecía una muñeca
italiana. Ella estaba parada cerca a la puerta del cuarto de una casa
abandonada. Su atención se concentraba en el movimiento del viento que entraba
por la ventana, de la lluvia que no paraba y la luna escondida. En las noches de luna llena, esta mujer de otoño convertía sus emociones
en clara evidencia, de que su cuerpo era tan duro como una porcelana. Una
mañana, ella descubrió que, al tocarse su cuerpo, era cierta su condición dura
pero frágil. Ella era tan sensible como una mujer de verdad. Unos minutos más
tarde, se desmayó, cayó en el piso de baldosa y tristemente encontró su fin,
quebrándose en mil pedazos.
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