jueves, 26 de diciembre de 2013

Mi baúl de recuerdos, un relato, fruto de un grupo de creación literaria en el que estuve.



MI BAÚL DE RECUERDOS
POR: Mónica Lucía Arcila R.
Grupo Letras Eafit
Mayo 3 de 2002

 

No recuerdo el día en que nací. Era demasiado pequeña, indefensa e inocente. Más adelante, cuando crecí poco a poco, llegó la niñez y de esta si me acuerdo. Solía jugar y dormir con mis peluches. Yo los abrazaba totalmente cada noche para espantar el miedo a la oscuridad. En el día, montaba en bicicleta en el parque y patio de mi casa. Sí, no olvido mi casa, ya que  aún vivo en ella con mi mamá y mi papá.

Tengo gratos recuerdos del bizcocho de frutas que hacía mi mamá: uvas pasas, ciruelas, cerezas, nueces, bananos, mantequilla, huevos, canela, nuez moscada, azúcar y harina, todo mezclado daba un aroma a especies y su sabor era dulce y gratificante para el apetito infantil, que deseaba comer golosinas y harinas todo el día. Recuerdo también el famoso algodón de azúcar que vendían en mi barrio y que  comíamos todas las tardes después de llegar del colegio.

¡Ah! El colegio era mi diversión donde aprendía cantidades sobre las ciencias naturales, las matemáticas, la historia, inglés, español, deporte, entre otros. No podré olvidar a mis amigas y amigos que hoy en día no sé donde andarán. Mis profesores y profesoras me otorgaron el conocimiento, la experiencia y el disfrute de saber cada vez más de todo un poco y de la vida también. Pero claro, los que me vieron crecer y me dieron todo, satisfaciendo mis necesidades primarias son mis padres, a los que aún conservo desde pequeña. Millones de gracias a ellos.

Mi primera comunión fue tan especial que recuerdo que llevé el pan y el trigo y era la primera de mi grupo en la fila para la primera eucaristía.

En las tardes veía televisión especialmente las caricaturas y el chavo del ocho. Pero claro, era muy buena estudiante y me esforzaba mucho estudiando.  Cuando llegaba octubre, me disfrazaba el día de los niños y salía por el barrio a pedir dulces, galletas y colombinas.

Recuerdo mi primer novio a los doce años, era tan lindo, que nos escribíamos cartas de amor. Pero bueno, llegó la temida adolescencia: acné, rebeldía, las fiestas de quince, los amigos, las amigas y mucho más.

Después llegó la mayoría de edad, cuando aprendí a manejar un carro, cuando me gradué del bachillerato e ingresé a la universidad Eafit a estudiar Administración de Negocios. Desde ahí tuve muchas experiencias en general y aprendí muchas cosas pero en especial una cosa:
“Es duro crecer, más aún cuando buscamos una identidad propia”
Pero nada más lindo que vivir y gozar el momento. Sí, de momentos es que está hecha la vida, ella es tan frágil que se puede escapar en cualquier instante. Vivamos felices con lo que somos y tenemos y compartamos cada minuto de nuestra existencia con los demás.

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Caligrafía Mónica Arcila Restrepo

Caligrafía Mónica Arcila Restrepo
Letras hechas con una regla y marcadores