Ensayo sobre el apego
y el desapego.
Escrito por Mónica Arcila Restrepo septiembre 16 de 2013
Aficionada a la Psicología en general,
la Humanista y la Positiva.
Desde
que estamos en el vientre materno, estamos a-pegados al cordón umbilical. Estamos
conviviendo con el líquido amniótico. Luego nacemos y descubrimos que ya el
cordón umbilical es cortado para luego ser alimentados por nuestra madre (no a
todos nos toca). Comenzamos a crecer rápidamente. Dependemos de nuestra madre y
nuestro padre (en algunos casos, no siempre). Casos en que algunos son
huérfanos de madre o padre o ambos. Casos en que damos gracias a Dios de tenerlos
a ambos. Comenzamos a gatear, luego damos nuestros primeros pasos al caminar.
Tenemos sentimientos mezclados de temor, de exploración y de aventura. Lloramos
por hambre, por una caída, por un dolor entre otros. Nuestra dulce compañía es
la familia y también nuestro angelito de la guarda. Llegamos al preescolar y a
algunos les da duro la separación por unas horas de sus madres. Comienzan a
compartir con los compañeritos(as) y consiguen amiguitos(as).
La
creatividad de los niños y sus continuas preguntas sobre el mundo en general,
son una sorpresa para los padres. El colegio llega a ser una experiencia
inolvidable, donde aprendemos infinidad de conocimientos, sobre la amistad, y
donde los maestros son nuestros héroes. Seguimos dependiendo económicamente de
nuestros padres por lo general. Nos acostumbramos a hacer las tareas y nos
sentimos orgullosos de obtener buenas notas. Llega la adolescencia y los amigos
son muy importantes y hasta los novios(as) también. Algunos se rebelan con sus
padres porque es la época de cambios físicos y emocionales trascendentales.
Llega
el grado y ya la carrera que proyectamos estudiar es una prioridad. Vamos a
estudiar mucho porque la universidad así lo exige y el tiempo lo vamos a
dedicar a estar más en la U que en el hogar. Vamos soltando más ese apego hacia
la familia.
Descubrimos
que no siempre hay que apegarnos a las amistades ni a una posible pareja.
Aprendemos de cada relación que encontramos en el camino. Unos se casarán otros
lo dudarán. Otros lo postergarán. Unos
tendrán hijos, otros no. Unos se
apegarán a relaciones tóxicas o dañinas o de maltrato. Algunos sobrevivirán o
superarán los problemas familiares. Otros terminarán mal.
Lo
importante es sentir que lo aprendido en las relaciones interpersonales sea
extensivo hacia nuestra vida de ahí en
adelante. Que aprendamos de nuestros errores, de nuestra inmadurez a veces. Que
superemos los pequeños y grandes problemas. Confiando en Dios y en el amor en
general. Aprendemos que dentro de
nosotros debe haber un observador que nos detenga cuando no debemos hacer o
decir algo que pueda perjudicarnos o afectar a los demás. Pensar que todas las
personas somos mundos diferentes y debemos respetar estas diferencias. Aprender
a tolerar. Somos hijos de Dios y la Virgen, de nuestros padres, del universo.
Somos únicos. Aprendamos a querernos y a querer a los demás.
Ensayo escrito por Mónica Arcila Restrepo septiembre 16 de 2013
Aficionada a la Psicología en general, la Humanista y la Positiva.
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